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Lecturas para empezar
Vestigios
Por Sandra Comino
Una mesa de lectura de narrativas breves en la que cada participante crea un yo narrativo con una voz de niña/niño que recupera una experiencia de participación social, ciudadana, colectiva.
Otoño:
La ventana de una casa captura a medias lo que pasa en el patio de un colegio. El resto se escucha porque la chica del megáfono busca a Nahuel a los gritos. Nahuel, abajo de un banco de cemento, tapado con la campera de gimnasia dos minutos más tarde asoma su cabecita para ver si la puerta se tragó a la maestra y volvió a su postura...
El fantasma de la señorita Porota sobrevuela la escuela... los chicos tienen que formar para ir a comer…aplaste el angelito... se ve que entraron todos porque reina el silencio.
—Los alumnos de sexto no están preparados para ingresar al comedor, los de quinto tampoco porque están jugando.
—A ver esos cuatro chicos de séptimo... ¿pueden dejar de hablar?
—No estamos en la plaza. Usted... ¿qué le pasa que no encuentra lugar en el mundo? Las nenas hasta Araceli no entran. Vos andáte. Cuarto tampoco entra. Las figuritas desde ya… las tiro. Hasta que no hagan un minuto de silencio no comen...primero no tiene coronita... Rodrigo ¿qué parte no entiende que se la explico en dirección? Con ustedes no se puede y eso que me conocen per-fec-ta-mente
Al día siguiente es por la lluvia que la voz del megáfono suena a encierro. Gruñe porque el patio está mojado. Y es esa misma voz la que lucha por salir en espiral y choca con la ventana cerrada de la casa. Entra igual un poco débil quizá por atravesar tantos vidrios... como un eco indescifrable que reta...
—Vos, nena, subite las medias y atate el pelo.
Invierno:
La madrugada extiende su frazada helada sobre el patio. Al megáfono le falta un poco para volver a respirar. El silencio remolinea y sube hasta el tanque de agua y busca.
Un poco después un griterío agudo, de voces aniñadas, se extiende hasta el tejido: "Feliz día del niño... feliz día del niño"... una y otra vez.
—La pelota de tenis está totalmente prohibida —dijo la voz sin megáfono pero con la potencia aguda de las frases que tienen un propósito directo: —A vos, querido, te digo –continuó—. Y fue esa misma voz la que dejó una estela de asustar con intención. El patio lo sabe, por eso la expulsó. Ahora grita desaforadamente: _Se la pasan todo el tiempo perdiendo el tiempo... ¿no lo entienden?... así no se puede...hablan y hablan y hablan...
Primavera:
La voz aguda se derramó bajó la lluvia: —¡Nena, no es lugar... no es lugar... ¿me escuchás, nena? No.
El murmullo grupal zigzaguea en el patio mojado... nadie sabe cuándo van a salir porque toca el sermón. Mientras, adentro alguien hace revivir un piano. Son los que se quedan a ensayar la canción de fin de año. El piano acompaña y las vocecitas se desparraman bajo el cielo gris.
—Yo sé que esta escuela tiene algunos alumnos buenos... sé que los hay... queremos seguir adelante, el que quiera ‘seguir para atrás’ que se vaya de la escuela... lo vamos a lograr...le guste a quien le guste... sexto (levante la mano sexto)...yo sé que sexto va a cambiar para mejor... no para peor... me cansaron... es el colmo...lo lamento... hoy se quedan ahí.
—A ver... ¿dejamos de hablar? Bien parados... Tomen distancia. Que quede un centímetro entre el hombro del compañero y los dedos estirados. Ahora las manos al costado del cuerpo... ¿vamos a saludar a la bandera? uno, dos, tres... (suena un timbre)... recitado del saludo incomprensible con el timbre de fondo. Silencio de timbre. Final del recitado en discontinuo...
—PRIMER GRADO A DÓNDE CREE QUE VAAAAAAAA...
—Hasta mañana chicos...
—Has-ta-ma-ña-na-seño-rita.
Murmullo de abejitas, pies contra baldosas, puertas atropelladas... Puñados de niñitos que corren, porque todavía no los vinieron a buscar... Algunos corren imitando sonidos de autos de carrera...
Verano:
La chica del megáfono está de vacaciones pero por las noches hay música que sale de los salones. Y una pelopincho en el patio de la escuela. Todo en secreto. Nadie tiene que saberlo. Tampoco hacer ruido. Por la mañana aparecen pelotas de plástico en el balcón de la ventana. Como si todo esto fuera poco apareció la lagartija abajo del tanque del agua.
No hay mal que dure cien años…ya vendrán tiempos mejores le dijo la abuela a Nahuel que como es verano no se tiene que resguardar bajo el banco de cemento.