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Mezcladito
Vagones transportan humo
Por María Moreno
Llena eres de gracia, María
Considerada por muchos como un género literario en sí misma, la escritora, periodista y feminista María Moreno es una de las intelectuales más lúcidas de Argentina. En esta actividad, sus amigos se juntan, como si estuvieran en un living de una casa a leer los fragmentos favoritos de sus libros, escribiendo un nuevo collage literario para sumar a su obra.
Y María compartió este texto que llamó "Vagones transportan humo" una versión libre del cuento "La paralítica" de Alejandro Urdapilleta.
Vagones transportan humo por María Moreno
¡Sí, es verdad! ¡Sí, es verdad! ¡Es verdad, oficial! Sí, sí, sí, yo la maté. Pero es que me tenía harta, ella era mala, pérfida, ladina, ponzoñosa. Y me odió a pesar de mi estado minusválido de que sus ojos de mosquita muerta me insinuaran que yo me había la paralítica. Porque yo no podía moverme, es cierto, ahí están los certificados de los doctores, pero ella decía que yo ponía ojos de paralítica, que me regodeaba con mi tragedia y me decía "paralítica de mierda" y me tiraba el caldo con cabello de ángel, hirviendo, me lo tiraba en la cabeza y sí, por eso estoy toda pelada. Sí, es verdad, día por medio a las cinco de la mañana me tiraba el caldo porque no soportaba mis piernas flácidas, ni mi olor de paralítica ni mi mentalidad de discapacitada. Sobre todo porque ella no había tenido la culpa de que me subiera al andamio en la obra de construcción en el Chaco, cuando yo era bailarina, más que la Belfiore, que me fui al monoblock en contrucción atrás del obrero praguayo y ella, como buena madre hija de puta que era, me persiguió para espiarme, me hizo caer del andamio, porque yo en esa época tomaba cañita Legui, sí y después licor Ocho Hermanos, que no hay nada más dañino que eso, y un día le pregunté por el hámster y ella no me entendía porque yo decía immmmmm jjmmmúmmter.
Desde mi silla de ruedas, en el patio de atrás, yo misma colgaba los pañales de mi incotinencia todos percudidos immmmm jjmmmúmmter. "¡El hámster!" me dijo, "¿sabes lo que le hice a tu hámster?, ¡Lo desollé vivo! Y ahora está enterrado abajo de tu cama ¡¡¡Lmmmmm jjmmmúmmter!!! ¡Hablá bien gangosa de mierda" , me decía, oficial, porque ella me lo hacía a propósito para cagarme porque yo había sido bailarina y peluquera y me debía a mi arte, no tenía por qué vivir así, entonces la maté, ¡sí! ¡la maté, oficial! ¡Y no sabe qué liberación!
Puse un disco de Richard Clayderman
El claro de luna
y bailé, bailé, bailé con mi silla eléctrica
como la llama
de una vela
en un velorio.