Fundación FILBA

  1. EN
  2. ES /

Archivo

Rutas de autor

Rutas de autor

Rutas de autor

Por Liliana Ancalao

Las maneras de caminar el espacio que habitamos se vinculan con los modos de escribir sobre ellos. Cuatro escritorxs nos invitan a conocer en texto y en imagen los recorridos personales que trazan en sus lugares de residencia. 

Me levanto temprano cuando podré dedicarme a escribir. Lo primero que hago es suponer el clima mirando, desde la ventana, el color del cielo. Veo parte de los barrios de Comodoro. Esta es una ciudad gris. Nadie elige esta ciudad, para vivir, por su belleza sino porque aquí es posible conseguir algún trabajo. Eugenia Meli y Desiderio Ancalao, mis padres, muy jóvenes y cada uno por su lado, llegaron hasta acá en busca de trabajo.

Anka laufken es mi nombre paterno, hoy apellido, en mapuzungun significa la mitad del lago o la mitad del mar. Mi sangre nampulkafe arrancó desde el Pacífico hasta el Atlántico. Las primeras avanzadas armadas para apoderarse de nuestros territorios encontraron a mis ancestros Ankalaufken en el sur de la hoy provincia de Bs As. El lonko Ancalao debió pactar y poner a disposición del ejército de Buenos Aires, sesenta lanceros a cambio de la vida de la tribu. 

Este es mi escritorio, el lugar que hoy tengo para ir al Wenu Mapu, regresar al Txufken Mapu y asomarme al Minche mapu: la Tierra de arriba, la Tierra que pisamos y la Tierra de abajo. Para decantar en palabras lo que pasa por mi cuerpo en este camino de regreso al origen. Saber que el mar está a un par de kilómetros de mi casa, le agrega azul al día.

Por la ruta 26 se llega a la ruta 40. En algunas épocas del año florecen estos pequeños seres, botones de oro al costado del camino. A 800 kilómetros está el campo. Por aquí se va a Cushamen adonde vivía mi abuela Materna Roberta Napaimán y al paraje Fitatimen adonde vivía mi abuelo paterno Agapito Ancalao. Son dos de los territorios reducidos y asignados a mi pueblo, tras el Futawigka malón el gran malón wigka.

Ñamku es un pájaro que solemos ver por acá, cuando nos alejamos un poco de la ciudad. Uno de los pequeños seres con quienes compartimos la vida en este territorio. Este pájaro tiene su taül, su canto de linaje. Un taül que hemos recuperado con mi comunidad. Mi comunidad tiene este nombre: Ñamkulawen, lawen en nuestra lengua materna es medicina y ñamkulawen es una planta medicinal, otro de los pequeños seres en el tejido de nuestra vida.

En 1992 se cumplieron quinientos años de la llegada de Cristóbal Colón a las islas del Caribe. Argentina adhirió a los festejos de lo que se llamó oficialmente “Encuentro de Culturas”.  Fue una provocación para quienes veníamos indagando sobre nuestra identidad y nuestra historia. En el activismo del contrafestejo nos conocimos quienes en 1994 fundamos la comunidad Ñamkulawen en Comodoro Rivadavia. Con Ñamkulawen hicimos tantas veces estas rutas

Mamüll Mapu es el territorio del “witxu”, con este majestuoso nombre me presentaron al árbol que yo conocía como caldén, una vez que anduve por las rastrilladas que recorrieron, entre otros, Kallfukura y también mi tatarabuelo Ankalaufken. Acá, más al sur, adonde vinimos a parar, hay álamos y sauces.  

En la estepa, desde la ruta, estos árboles plantados señalan, desde lejos, los lugares donde vive la gente. Las semillas de álamos y sauces cruzaron el mar y prendieron en esta tierra. Gen Mapun los permitió. ¿En qué idioma habrán sido nombrados estos árboles? Árboles que hace tiempo hacen fuerza con nosotros para vivir en los “piegreros” que nos dejaron. 

A veces, andando la ruta, y desde lejos, vemos a un paisano a caballo, recorriendo los alambrados.
El caballo es un ayudante indispensable en el trabajo de criar ovejas, chivas, vacas. Ocupa un lugar central en la ceremonia del Camaruco. Kawello es su nombre mapuchizado.
Los espacios se delimitan con alambrados. Miles de kilómetros ocupan los alambrados de Benetton. Pocos kilómetros los de las familias mapuche

Estas fotos son de mi papá, de cuando era más joven. Tanto él como mi mamá nacieron y se criaron en el campo. En la juventud se fueron a Comodoro, allí nacimos sus seis hijos. Cuando mi papá se jubiló en la empresa petrolera en la que trabajó como 30 años, se volvió al campo.
Nunca olvidó cómo relacionarse amorosamente con los animales y las plantas.

Estos son otros de los seres con los que convivimos en el territorio. Al choique, a veces los vemos al costado de la ruta, por su color se confunde con las matas. Sus huevos son muy apreciados como alimento. El txegel tiene un grito fácilmente reconocible y vive en zonas donde crecen los junquillos. 

El choique y el tero tienen su danza propia en la ceremonia. Al danzar, hombres y niños muestran el conocimiento que tienen sobre estas aves luego de haberlas observado, larga, atenta y respetuosamente.

Ya de grande pude participar de la ceremonia del Camaruco. En esta imagen vemos a las mujeres más ancianas en el momento de descanso de un Camaruco en Cushamen.
La ceremonia del Camaruco o Ngillatun es un especial lugar de aprendizaje espiritual para quienes como yo venimos haciendo este camino de regreso al origen, cada momento, cada taül, cada movimiento, tiene su razón de ser y sólo se aprende allí, con la experiencia.

El nawel es conocido como tigre americano, o como jaguar. Algunos eruditos dicen que desaparecieron hace 200 años de la región, no los vamos a ver desde la ruta, pero sí vamos a escuchar los relatos de su hermandad. Yo escuché una de esas historias siendo niña, en Cushamen. A la abuela de mi abuelo Andrés Meli se le apareció un nawel. En respuesta a su ruego. Estaba perdida, hambrienta y con sed. Desfalleciente pidió ayuda al que nos dejó, Elkeetew, en mapuzugun, que era la única lengua que conocía. Y apareció el nawel para ayudarla.

Acá, en el Hemisferio Sur, andamos a contrapelo del tiempo administrativo. El solsticio de invierno, el año nuevo, que en el Hemisferio Norte ocurre en diciembre, acá ocurre en Junio. Nosotros recibimos el nuevo ciclo cuando asoma en el cielo la constelación Ngaw poñi montón de papas, conocidas por el mundo occidental como Pléyades. Es el Wiñoy Txipantü, el regreso de la salida del sol.

Durante mucho tiempo, la Iglesia se había apropiado de esta celebración cíclica con la denominación de fiesta de San Juan, pero hemos recuperado su verdadero sentido en los últimos años. Ahora nos reunimos alrededor del fuego, hacemos nuestro Gellipun, para propiciar a las Fuerzas de la Naturaleza, en Comodoro Rivadavia desde hace 29 años.
Kütxalwe se llama el lugar adonde se mantiene el fuego, y ese lugar tiene su protector. Su ngen.

Voy y vengo por esta ruta, a veces en auto, a veces en colectivo. Mis regresos del tuwun, el territorio, son silenciosos, con una sonrisa por haber comprendido algo más. Vuelvo al mar cuyas aguas a veces son de plata y otras aguas ensuciadas. Aún así los machi han visto en el pewma al ngen de este mar.

Más archivos Liliana Ancalao