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Fantasmas mitológicos al borde de la realidad

Cruce epistolar

Fantasmas mitológicos al borde de la realidad

Por I Acevedo / Flavia Da Rin

A partir de una obra de Flavia Da Rin, la artista plástica e I Acevedo comenzaron un diálogo cotidiano cuyo resultado se lee acá. Mensajes de texto, audios y algún mail arman un collage de ideas en torno al arte, la transformación y sus posibilidades.



IA: Nos conocemos desde el año 2001-2002 en la revista Ramona y proyecto venus. Nuestra práctica artística tiene en común el carácter autorreferencial. Flavia desde el arte plástico y yo desde la literatura. Pero no solo lo autorreferencial sino también el gusto por crear ambientes y mundos imaginarios fantásticos. Y a lo largo de los años, también la preocupación por incluir en nuestra obra una reflexión explícita sobre el arte y la literatura, cruzada, por supuesto, por el feminismo. A lo largo de estos años hicimos varios trabajos conjuntos, cruzando arte y literatura: como una obra de teatro Kamishibai, una vidriera de Hermés, además de haber tocado juntas, en el años 2003 en unab anda de rock que duró 1 solo dí. Hace unos meses Flavia me invitó a escribir un texto para el catálgoo de su retrospectiva en el Mamba, y también compartimos bastantes reflexiones en una charla que di en el marco de esa muestra, hace dos semanas. De todos estos cruces surgen estas reflexiones que hicimos vía WA en medio de la agitada vida cotidiana.

IA: ¿No sentís que en tu vida cotidiana se mezclan  mucho las fantasías sobre lo que estás haciendo en el ámbito artístico? A mí me pasa que la vida supera al arte en todos los sentidos... En lo más pequeño de todos los días, en las cosas que pasan a nivel político, etc. Me sigue fascinando que todo en la realidad sea mejor que en el arte. Como el incendio del Amazonas, o el personaje de Bolsonaro. Todo es más impresionante que una serie de Netflix.

FDR: La realidad está nutriendo la obra todo el tiempo, las imágenes de la realidad entran a la obra con el mismo mecanismo con el que se estructuran los sueños. Desplazamiento, condensación, hipérbole.Creo que la realidad es disparador de todo. Por los Bolsonaros existe skeletor, o Munra, y no al revés, creo. La fantasía trata de explicar la realidad, ¿no? Lidiar con lo que que en la vida cotidiana parece ciencia ficción, como una catástrofe, o un gobernante que es una catástrofe en sí mismo.

***

FDR: ¿Vos crees que la humanidad se está transformando? A partir de la nueva relación con lo virtual, lo digital, los cuerpos. Nuestra relación con nosotros mismos y el entorno. Yo creo que sí. Creo que estamos en estado de metamorfosis, pero no sé a dónde vamos. Ni mejor ni peor:otra cosa. Pienso mucho en los Rappi y los Wabbi (los que van caminando) y la disposición de los cuerpos de los otros. El cuerpo ocupado en la computadora, y el cuerpo en calle. Debe ser porque me tomé dos caipirinhas. Pero lo pensé sobria durante varios días también.

IA: El otro día Paula con lo del incendio del Amazonas y la sensación de que el mundo se va rompiendo y queda menos futuro, me decía que sentía angustia porque su escritura no iba a trascender. Si se acaba el mundo, ¿quién va a leer lo que escribiste cuando vos no estés? Me pareció rarísimo pensar que mi obra no va a existir no porque no exista más la obra sino porque no va a haber nadie que la vea. Pero yo creo que la sensación del fin del mundo es algo bastante propio del nuevo milenio. Me acuerdo que cuando estudiaba literatura español medieval nos mostró una carta de un papa que escribía muy preocupado porque se acababa de inventar un arma mortal de destrucción masiva. El profesor nos preguntó de que papa era la carta, y la mayoría pensó que se trataba de Juan Pablo II hablando de la bomba atómica. Pero la carta era del siglo XI y el Papa estaba hablando de la ballesta, porque la ballesta lanzaba proyectiles y no habría una lucha cuerpo a cuerpo y así se podía herir a muchas personas al a vez, y eso le parecía el fin del mundo. Para mí los comienzos de siglo y milenio se sienten así, como que el mundo se está por terminar. Y también son muy de derecha. Yo cuando todo el mundo se angustió por el Amazonas no me sentí tan mal. Me crié en un entorno rural, en el campo, que en los años noventa fue muy duro. En ese momento había una desmantelamiento grande de pequeñas empresas rurales y la gente se tenía que ir a vivir a la ciudad, yo veía mucho de eso. Los papás trabajaban en un tambo o en una chacra, o como apicultores o peones de una estancia y de pronto se vendía eso y desaparecían esos puestos de trabajo y la gente se iba a la ciudad. Una compañera, su mamá terminó como barrendera en la estación terminal, había pasado de una chacra a barrer la terminal. Hoy en día sigue habiendo gente, aunque nos parezca increíble que son nativos, que viven en el campo y todo eso es una realidad de la que no tenemos ni idea. La quema del Amazonas reveló mucho de eso también. De esa gente con la que no tenemos ningún contacto.

***

FDR: Vos decías que la realidad superaba a la ficción, muchas veces y te parecía mucho más interesante. Y en realidad cualquier fantasía es una gemela bizarra de la realidad. Entonces tampoco es que vas a ir muy lejos. Para mí, y voy a decir algo que me voy a arrepentir por reduccionista, la ficción es la forma de poder transitar la realidad, no por evadirse sino que es la herramienta que supimos inventar para poder digerir algo tan caótico, y sinsentido como lo real.

IA: En una clase sobre Borges, Piglia dice que las ficciones de Borges plantean que lo que importa no es como aparece la realidad en la ficción sino cómo aparece la ficción en la realidad. Los cuentos que escribía Borges eran ficciones, pero parecía que lo que él inventaba existía de verdad. Por ejemplo, muchas gente pensaba que Pierre Menard existía. En la Facultad de Letras en la Biblioteca estaba fichado como autor, por ejemplo. El mismo Bioy, su mejor amigo, cuando leyó un cuento que habla sobre una novela policial, la encargó, la quería comprar en París, pensaba que ese libro existía de verdad… La ficción y la realidad se permeaban por completo. 

FDR: Para mi la narración fantástica más útil para esto es la Biblia. Funciona hasta ahora, y ordena la vida de mucha gente. Da sentido y explica todo.

IA: Mal... Hace poco le compré a Gre un libro de cuentos de mitos vikingos y unas semanas después él me dijo: Mamá ya entendí de que sos mamá y sos varón, y yo le pregunté, ¿cómo el mito? No quería que se diera cuenta de que me daba risa de que usaba la palabra “mito” de una manera tan rara. Sí, el mito. El mito. que vos sos lindo, simpático, atractivo. Me dio risa que usara esa palabra, pensó que el mito es un cuento antiguo, que habla de dioses, de monstruos, gigantes, guerreras, y trasladó ese relato al relato que yo le hacía, para explicarle que era varón. En realidad lo que decantó fue que él debía usar adjetivos masculinos. En el diálogo los pronombres no saltan tanto, yo para hablar con él uso yo y vos, pero los adjetivos sí saltan. En español es el determinativo el que más indica el género. El se refirió a eso como un “mito”. Una construcción de la realidad que al fin y al cabo es un relato.  

FDR: Qué genio Gre. Claro, el cuento de quiénes somos. Como tu texto para el catálogo: “El trabajo de contarse”. Bueno tambien el otro dia mi sobrino tenia que hacer una tarea para algo de catequesis, y me escribió para que le haga a Roberta un cuestionario que le habían dado para que le hagan a otros familiares niñes, o algo así. Y una de las perguntas era ¿Quién es dios? Y Rober le contestó " Un fantasma mitológico". 

fantasmático, ca. (De fantasma). 1. adj. Psicol. Dicho de una representación mental imaginaria: Provocada por el deseo o el temor.

Mito: Historia fabulosa de tradición oral que explica, por medio de la narración, las acciones de seres que encarnan de forma simbólica fuerzas de la naturaleza, aspectos de la condición humana, etc.; se aplica especialmente a la que narra las acciones de los dioses o héroes de la Antigüedad.

Para mí también es eso!

 I Acevedo: Tremendo. ¡Un fantasma mitológico! Muy genial.

***

FDR: Pensaba otra pregunta relacionada con la crítica. En una nota sobre mi retrospectiva que escribió un crítico cultural en Página 12, al que no le gustó mucho la muestra en el mamba y tampoco tiene mucho interés en mi obra en general desde siempre, dice: "El bovarismo digital del que emerge tanta autorreferencialidad, junto con el gesto continuo de zambullirse en su ombligo, terminan contagiando al espectador cierto hartazgo". A mí me dio pena la analogía con Madame Bovary, porque siempre se habla del bovarismo como algo negativo. Alguien que por la insatisfacción se zambulle en la ficción, como si fuera meramente un escape. La novela la habré leído a los 18 -19 años, cuando tenía fascinación por los novelones largos, tipo Rojo y Negro, todo Dostoievski, Madame Bovary obvio, etc. Después de leer la nota, vi la película, porque la verdad hoy dia con los deberes cotidianos, familiares y laborales, no tengo tiempo de revisar toda la novela.

La pobre Emma vive en un mundo digitado por los hombres, donde no hay mucho lugar para que ella haga algo más interesante que leer y con eso matizar y digerir un poco el tedio de sus días, con un marido que es un bodrio en un pueblo que no le parece para nada estimulante, no porque no haya cosas estimulantes en los entornos rurales sino simplemente porque no van con su carácter.

Es una burguesa consumista también porque en un punto es como si fuera el único lugar que le dejan a estas mujeres burguesas para desarrollar su deseo en un dispositivo hecho y controlado para eso. Arrojada a al consumo como cuando los hombres decían en algún momento de las películas "tomá, comprate algo bonito"

Lo de zambullirse en el ombligo ni me meto, porque bueno, para mí y creo que para vos tambien la autorreferencialidad es el modo más genuino y honesto de tender un puente al diálogo con el otro sin trucar un lugar de enunciación de un condescendiente "Nosotres". Porque ¿qué sabes a buenas y a primeras que "Nosotres" piensa lo mismo que vos?

Eso me decía Diana Aisenberg muchas veces cuando yo escribía ponele "Bueno acá veremos que blah blah blah"y me decía "pero vos que sabes que ve el otro? decí: “veo". Creo que ese lugar "ombliguista" cultiva hacerse cargo del lugar desde donde une dice lo que sea que dice. ¿No?

IA: Absolutamente. El yo es un lugar de responsabilidad. Aún veinte años después de tus primera muestras esas críticas las seguimos escuchando. Pasa lo mismo en la literatura del yo. No les haría tanto caso a esos críticos porque la verdad es que no valen como críticos, porque si buscás críticos grandes como Piglia y Link, ellos desestiman esa idea. Pero estas ideas son retrógradas, y si las conversamos es porque esa incomodidad es un síntoma, es una señal de tensión. Mucha gente dice “ay, estoy cansado de que fulano tal poeta o artiste siempre se mire el ombligo”. La inquietud que se plantean es que eso empobrece la obra porque la creatividad está limitada, los materiales son pobres. Como una señal de bajos recursos, de pobreza. Tamara Kamenszain desarrolla esa idea en el libro Una intimidad inofensiva, los que escriben con lo que hay. Ella señala que eses artistas crean con lo que hay, con lo que tienen a mano. Son formas muy simples y “pobres”; hay poemas que parecen un relato, como si fuera un cuento en lugar de un poema. En arte podrían decir: ah, esta selfie es una obra. Ella plantea que el escándalo tiene que ver con eso: con la falta de desafío, que se lee como vacío ideológico. Tamara habla de una intimidad éxtima, es una intimidad en la que ya no hay un adentro y un afuera del individuo. Estamos atravesades por la cultura, pero ese material ya no es algo que pueda ser leído como una obra de arte autónoma con sus propias reglas, la forma en la que vivimos hace que las obras, y que lo que está adentro y afuera esté indiferenciado y la especificidad del arte también se pierde. Esa intimidad que se pensaba como algo interno, en realidad es algo que está afuera.

Pero cuál es el problema de pensar a la imaginación y a la creatividad como algo valioso. Butler pensando en esto planta que nosotros vivimos en un sistema heterocispatriarcal binario y hay una serie de características, la performatividad, nos distinguen y hacen inteligibles, y todo lo que no se ajusta a esas dos categorías hacen que algunas personas no encajen, la matriz cultural no provee herramientas para leer a esas personas. Entonces en la medida en que ese sistema se repite sigue habiendo personas que no encajan y esa proliferación de personas que no encajan muestra que en el sistema hay vías de escape. La paradoja es que si se nota que no encajás es porque ese sistema existe. Es genial que haya personas que no encajen, y eso ocurre porque el sistema existe. Pero nosotres no podemos imaginar, porque se nos ocurre individualmente, o crear, o plantear en lo social, formas de ser diferentes porque nos parezcan mejores, (como “un mundo sin géneros, el que plantea Mercado libre). O no podemos imaginar o querer creer que toda esa gente que es diferente en el sistema puede formar un nuevo grupo o asociarse o aliarse solo porque son diferentes, y cambiar el cursos de la historia y el curso de como se clasifican los géneros. Que haya cambios, movimientos sociales, como el lenguaje inclusivo, es posible, pero no es algo imaginable. Yo no puedo imaginar el cambio, son cosas que advienen en momentos históricos dados según alianzas inesperadas y no es deseable imaginar esas alianzas o esas asociaciones de coalición porque imaginar es también colonialista, imaginar recorta, cierra. Imaginás con las herramientas que vos tenés, entonces imaginar también es coercitivo. Imaginar va a recortar las identidades y se va a terminar cerrando a nuevas posibilidades que pueden existir  que no podemos conocer. Pero me parece interesante porque se supone que a principios del siglo xxi habría una pobreza de la imaginación. (Igual, a principios del siglo XX, la preocupación fue la misma).

Pero pensemos que tal vez la imaginación no es algo deseable. No es libre, no es creativa e ilimitada Sí tiene una potencia crítica importante (imaginar es una negatividad, si imaginamos, negamos la realidad, estamos diciendo algo que en la realidad no está), y desde ese lado, es crítica, creo que esa idea es el tipo de imaginación de los años sesenta, la imaginación al poder, que tuvo mucho que ver con el deseo y en el capitalismo eso es el combustible muy importante, para proyectar querer convertirte en algo y a través del consumo resolverlo. Pero no tenemos porqué pensar el siglo XXi así, esa pobreza es algo que está bien. Con el mundo catastrófico en que vivimos debemos anclarnos en el presente. Imaginar lleva un tiempo y unos recursos que realmente los considero privilegios que no nos podemos atribuir. Realmente necesitamos enfocarnos en el presente, porque hay mucho para hacer y para sostener, lo poco que ganamos lo vamos perdiendo muy rápido en un momento fascista y violento contra la gente pobre y quienes no encajan. Vale repensar la imaginación y más cuando algunes se inquietan tanto por su supuesta falta.

FDR: Claro, eso era lo que te decía de que la imaginación también está "codificada" está "encuadrada". Hablábamos antes de Bolsonaro, y lo "fantástico" de que exista tal personaje. Y yo te decía que si no era por lo Bolsonaros, los Videlas, los Hitlers, los Nerones, no existirían todos estos Villanos ficcionales como Mun-Ra, como el Emperador de star wars, como los Lannister de Games of Thrones, todos  son derivaciones fantásticas de catástrofes que nos ocurrieron como condición humana. De todas formas no crees en la imaginación como herramienta de supervivencia? ¿O te parece pura evasión y que hay que estar en el presente (me hace acordar a esa bazofia del mindfulness que venden ahora , estar en el presente como solución a la ansiedad y al stress).

En general yo me encuentro con el problema o el desafío, o la "gracia" de que en mi trabajo siempre camino por ese borde entre la imaginación y lo"presente". Trato de moverme en ese gradiente del que hablamos la otra vez, entre esas dos tierras. En tus textos me parece que eso aparece cuando citas a otros autores, otros textos, cuando te metes en el terreno de los sentimientos, que son obviamente parte de lo real pero son más parte de una espesura poco explorada, la selva de los sentimientos, que te largas como explorador a descubrir con un cuaderno para tomar notas y dibujos naturalistas. Ir mas hacia adentro, ir hacia lo irreal, que mas da, creo que el problema está en el Yo. Pero es algo que pienso ahora.

IA: La selva de los sentimientos me encanta. Y me encanta que leas el libro en ese sentido, porque el yo nos permite hablar de los sentimientos, que era un tema casi prohibido en la literatur en el siglo XX. Y sí, poder hablar sobre nuestros sentimientos nos permite sobrevivir y poder vivir… 

Fla D R: En el psicoanálisis se trabaja con el juego simbólico en les niñes :"Muchos terapeutas, pues, utilizan el juego en terapia, lo que se conoce como terapia de juego. Es muy útil para establecer una buena alianza con el niño, a partir del juego compartido entre terapeuta y el pequeño paciente. Ayuda éste a expresar sus sentimientos, su vergüenza, su frustración, su miedo, su angustia, y ayuda al terapeuta a entenderlos a través de los personajes del juego. El niño habla a través de ellos. Y el terapeuta también. El juego es un espacio protegido, donde la realidad es expresada indirectamente, con menos censura y menos resistencias. Es un espacio donde crear o proponer alternativas, sin miedo a equivocarse. Se crean historias y se construyen narraciones que apuntan a lo real, a lo que el niño y la niña viven en sus vidas reales, en casa o en el colegio, con los padres, hermanos, compañeros”. Este juego simbólico que intenta dotar de significado compartido la experiencia humana colectiva, más allá de imaginar o no otras realidades. Es estar en el presente y tratar de darle algún tipo de sentido si bien delirante, o personal, no se. Para mi eso también es la expresión artística, literaria, visual.
 

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