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El alma nueva de las cosas viejas

Rutas de autor

El alma nueva de las cosas viejas

Por Xel-Ha Méndez López

Las maneras de caminar la ciudad se vinculan con los modos de escribir sobre ella. Cuatro escritores nos invitan a conocer sus recorridos personales de las que consideran sus ciudades. 

cuando era niña coleccionaba canicas, a las redondas de vidrio (cuyo interior era el mundo) las llamábamos agüitas, parecían configuraciones planetarias acomodadas sobre la tierra pelada del parque
 
ahora el parque está muy lejos, en guadalajara, allá lo dejé, donde vivía antes, hace muchos kilómetros y kilómetros de años
 
pero mira, si lo buscamos aquí en la computadora, lo podemos ver un poco, sí sale, mira
 
esa es la calle de alfonso cravioto (la calle de mi escuela) y esa otra es normalistas, en medio, ahí está, justo en lo verde, la unidad deportiva
 
no sé mucho acerca de alfonso cravioto, que es uno de los lugares que tal vez he recorrido más veces en mi vida, sólo conozco que fue un mexicano antireleccionista y tiene un libro, el alma nueva de las cosas viejas, publicado en 1921, yo nací setenta años después y de niña él era para mí otra cosa, ni poeta, ni político, ni nada, cravioto era la calle de mi escuela, es todavía, de mi escuela y del parque
 
son curiosos los desplazamientos del nombre, todo lo que la historia personal fija en ellos
 
¿tú sabías que existe la nomenclatura espacial?, ¿tú sabías que los cráteres de marte son un montón de filósofos viejos?
 
jennifer blue, así se llama la científica que atesora el diccionario toponímico del espacio, blue como el color que no ha existido siempre para nombrar el cielo, pero al que sin duda lo asociamos
 
¿ves? el planeta tierra se ve azul desde esta aplicación
 
pero acércate, mira, acerquémonos más, ahí está otra vez, esa es la entrada del parque de mi infancia
 
no podemos pasar, eso es lo más cerca, hasta ahí, es lo más ser cerca que podemos estar
 
un amigo de cintia me dijo que la fotografía es siempre un eclipse, la cámara es el obstáculo o la posibilidad que determina el fenómeno lumínico, ha estado siempre entre el ojo y la imagen
 
me gustan los fotógrafos, me caen bien, hacen coreografías raras para acomodar la cámara a sus cuerpos y sus cuerpos al sitio para tomar la foto
 
es solo que a veces me pregunto qué pasa cuando el satélite es quien toma la fotografía, una o 500 mil, cuando es la máquina quien elige qué momento ha de fijarse
 
las primeras imágenes que te enseñé vienen del espacio, estamos mirando mi ciudad como la mira un robot, la verticalidad es curiosa, la caída en picada y los colores, es casi como se ve en un sueño
 
¿ves?
 
en el recreo, mis amigos y yo nos escapábamos por una reja rota del cancel que estaba atrás de la cooperativa, nos escabullíamos, unos se quedaban a cuidar rancho y otros nos íbamos al parque, tardaron varios años en clausurar con una malla nuestra entrada secreta, en esencia hacíamos lo mismo que adentro del patio de la escuela, jugar tazos, o barbies, o “la traes” pero en el parque, sobre el pasto o la tierra pelada, y regresábamos antes del timbre, creo que solo jorgito se llegó a escapar de veras durante todo el día, no me acuerdo qué pasó después, si lo castigaron o si nadie se dio cuenta, pero la cosa es que salir era emocionante
 
habíamos sesenta en salón, así es la escuela pública en mi país, amábamos mucho a nuestra maestra de los últimos años de primaria, la maestra paty, también tuvimos otras maestras antes, martita, isabel y la gruñona, algunas trabajaban doble turno en la misma escuela, aunque me reconforta un poco pensar que el edificio estaba adentro del parque y que tal vez eso aminoraba la carga de laborar tanto en un sitio
 
la otra calle se llamaba normalistas, esa palabra ahora tiene un significado triste pero también de lucha, esa palabra cuando yo era niña además significaba parque
 
si es que existe el cielo, ahí están las maestras chidas y los maestros chidos que han muerto, (a veces creo más en el cielo que en la justicia)
 
la luz que nos llega de las estrellas es la luz del pasado pero es también la luz del presente, mañana será noche y podremos verlas una vez más o saber que están ahí
 
probablemente los estudiantes que asesinó mi país sean ahora profesores (o astros, o meteoros) del espacio exterior, y den clases en un campo abierto sin los límites de la pobreza, o de la lengua
 
pero ven, mira, ven, esa es mi biblioteca, aunque tampoco podemos pasar, la imagen me rebota al mapa, solo se ve el símbolo de la ciudad: un escudo (pero de qué nos defiende la ciudad, ¿cómo nos protege la ciudad, cómo nos cuida?)
 
ven, mira, esta otra imagen es la entrada de mi escuela, pongo la foto así porque quiero que veas ese árbol de guamúchil (1),
 
cada tanto el suelo era de frutas, entrábamos a la escuela pisando las frutas, recogiéndolas a veces, viéndolas caer del árbol, llenábamos las bolsas de vainas, comíamos las frutas y saliendo de clases lanzábamos las semillas como si fueran piedras a la piedra
 
¿la ves, esta otra imagen? es la güera de los churros, intento ver su rostro, la güera era muda y tenía los dientes de plata, aquí no se ve, pero cuando era niña una vez yo andaba llorando y ella me regaló un frutsi, otras como diez veces la güera se espero a que mi mamá llegará bien tarde del trabajo por mi hermana y por mí, la extraño, pero la imagen no va más allá, en la foto no se ve ya nada más
 
no sé porqué no podemos entrar al parque, mira, aquí están todos los accesos, pero no se puede, así que te voy contar
 
adentro hay un lago con patos y unos ojos de agua que quería que viéramos, pero sobre todo está la rejita, la rendija blanca por donde nos escapábamos y que me pregunto si aún existirá, ah pero la cámara, la cámara satelital ya no da más, hasta ahí llega
 
la cámara nos llevó al borramiento del inicio, a una distancia que ya no reconozco, ¿sabes dónde estános ahora?, nos sacó de mi propia ciudad en un descuido, se fue muy lejos, al contorno de américa, ya se ven el agua y los límites de agua, la tierra, sus colores, su forma redondita de planeta
 
el universo es un parque gigante lleno de canicas, estoy segura, todas las canicas flotan y se mueven, ¿cómo sé cuál es el norte de una cosa redonda en medio de la nada?
 
ahora que volvemos al mapa pienso que una distancia de arriba hacia abajo no es una distancia es solamente una lejanía

***

(1) El guamúchil es el árbol de los corrales y vigilante de los caminos. Por alguna razón que desconocemos gusta de la presencia humana, pues acostumbra proliferar donde hay frecuente tránsito de personas. (de Introducción: historias de exclusión de Rosalva Aída Hernández). || Según la wikipedia el guamúchil, gallinero, pinzán, chiminango, gina, o payandé es una especie de plantas perteneciente al género Pithecellobium, de la familia de las leguminosas. Nativa de México, Centroamérica y Sudamérica.

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