El tiempo para la lectura siempre es escaso, sobre todo el tiempo para la lectura de textos literarios porque sí. Un tiempo que implica cierta subversión a la prisa cotidiana. El tiempo que demanda la lectura es un tiempo exclusivo por eso a menudo se lee en los márgenes, en contra de las obligaciones cotidianas; como una forma de resistencia y de lugar propio.
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