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¿Qué te dejó el Filba? Por Jonathan Lethem

A quienes formamos parte del equipo de Filba, cada festival nos cambia. Durante esos días, conocemos a lxs autorxs con los que nos estuvimos escribiendo durante meses y se pone en marcha lo que se estuvo programando durante tanto tiempo. Ahora bien, ¿cómo viven los festivales lxs autorxs invitadxs? 

Queremos saber un detalle, una anécdota, algo que les haya quedo resonando.

Jonathan Lethem pasó por Filba Internacional 2019 y nos lo cuenta acá:

Toda mi vida estuve listo para descubrir la Argentina, desde que las lecturas muy tempranas de Borges y Cortázar despertaron mi imaginación. Por eso, Filba fue como un romance postergado: con las calles, la comida en los restaurantes con sus mesas en las veredas, las librerías mágicas y extraordinarias, los otros escritores que se convirtieron en compañeros de la vida. Como Kike Ferrari, con quién compartí el increíble sueño diurno de caminar por el Cementerio de la Chacarita y cuyo libro Que de lejos parecen moscas estoy leyendo fascinado en su traducción al inglés. ¿El festival? Ah, sí, el festival fue maravilloso, también; el mejor, de verdad. Algo tan simple cuando está bien hecho, ¿pero qué tan a menudo está bien hecho? Cada momento era interesante y sorprendente; la interpretación siempre a mano, un susurro en mi oído que hacía todo fácil (qué vergonzoso resulta esto para el escritor angloparlante que no sabe un segundo idioma, somos como chicos); y la sensación de alegría y compañerismo también siempre presente. Desde ya, uno de los efectos mágicos de un festival lejano en otra lengua es la extraña y maravillosa solidaridad que se establece con otros escritores que hablan el mismo idioma que uno: no había tenido muchas oportunidades de pasar ratos largos con Lorrie Moore o M. John Harrison - los dos siempre fueron mis héroes- y ese fue otro regalo de Filba. Tuve la posibilidad de escaparme lo suficiente de la ciudad como para conocer la zona de Tigre, junto al delta, cosa que seguramente me hace sonar como un turista, pero no me importa porque caminar por esas calles fue otro gran sueño diurno. Pienso que, al final, Cortázar me preparó mejor (los cafés, las librerías, la yerba mate) que Borges (no me encontré con ningún gaucho peleador), pero quiero creer que ambos me guiaron en la dirección correcta. Ahora solo me queda encontrar el camino para volver.
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Jonathan Lethem escribió once novelas y seis volúmenes de ensayos e historias breves. Enseña Escritura Creativa en Pomona College, en California. 
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Traducción: Gabriela Adamo.